Tenemos Guasón, por Kevin Córdova
- redaccióneldatero
- 7 oct 2019
- 3 Min. de lectura
Con interpretaciones tan icónicas como las de Jack Nicholson y Heath Ledger, ¿había espacio para una más?

Arthur Fleck es un hombre golpeado por la vida, un hombre triste que vive vistiéndose como payaso para ganar unos cuantos dólares. Con una inestabilidad mental creciente, un conjunto de días malos hará que este hombre cruce la línea por completo.
Con todo lo criticable que puede ser el universo de DC Comics en el cine, Joker ha salido de la nada para darnos una lección. Lleno de talento puro y de genialidad. Joaquín Phoenix está en el punto clímax de su carrera, después de una gran interpretación tras otra logra hacer lo impensable, crear una versión propia del Joker. Que a pesar de ser distinta sigue siendo cautivadora.
Ya tuvimos al gánster (Nicholson), ya tuvimos al nihilista y explosivo (Ledger), ahora tenemos una versión frágil pero mucha más cruda del personaje. Joker hace un gran énfasis en las enfermedades mentales y cómo es verdaderamente vivir con ellas.
Todo esta encapsulado en un concepto, la risa de Arthur, y es que al ser un acto involuntario este se vuelve un llanto miserable de la realidad que la misma película retrata. Una realidad propia de finales de los 70 y principios de los 80 en ciudades como Nueva York, pero que fácilmente puede transportarse a muchas en este tiempo.
Una sociedad desprotegida, un montón de personas hechas a un lado, escoria que la sociedad niega a aceptar. Una realidad tan cruda y abrumadora que es casi intolerable.
Aquí nace este nuevo Joker. Distinto al de Nicholson y Ledger, más humano quizá. Un hombre que no ha tenido ni un solo día feliz en su vida. Por eso es que digo no un mal día creo a este personaje, sino que todos los días malos se unieron y crearon a este personaje.
Lo que si hay que aclarar, que más que una película del Joker, es una cinta sobre Arthur y sus conflictos. Una exploración de personaje que construye que es lo que forma a alguien como el Guasón.
De parte de Joaquín Phoenix, hay una actuación magistral, que muestra muchas caras de un mismo personaje. Puede ser el hombre contenido que actúa normalmente frente a los demás, el hombre irascible que no controla sus impulsos, el hombre idílico que le gustaría ser normal, y el temible Joker. Como una interpretación artística de un loco hacia la perdición.
En dirección y guion, tenemos a Todd Phillips. Que con una cámara que casi todo el tiempo nos tiene en primer plano, nos mantiene muy cerca de las emociones de Arthur, encerrado junto con él en la locura. Y que con cámara en mano, nos da una visibilidad a la plasticidad de Joaquín como actor. Es simplemente fuera de este mundo.
Los bailes, la risa, la sonrisa, Joaquín da una de las actuaciones su vida. En una introspección a un personaje triste, patético, y también hay que considerar que la película no es fácil. A diferencia de Dark Knight, esta no tiene mucha acción, esta todo basado en la construcción de personaje, en la interpretación. Parecería más una película de bajo presupuesto con una fotografía cruda, con grano de una cinta de los 70.
Puede ser en partes pretenciosa, cierto que pudo haber tenido clímax más alto, más extremo. Pues apenas el Joker aparece unos minutos al final. Pero como una apuesta creativa es simplemente fabulosa. Increíble lo que han logrado con un concepto que en los años 50, podría haber sido considerado para niños.
En conclusión, Joker es cruda, es visceral, no hay trincheras en esta exploración del Guasón, de la locura, sin ser romantizado, Joaquín Phoenix logra un personaje vulnerable, humano y que demuestra que al igual que Batman, el Joker es un personaje muy maleable, que puede tener muchas caras, inspirándose en varias versiones del personaje, Phoenix y Phillips llegan a la condensación de un nuevo Guasón.
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